jueves, 4 de octubre de 2012

Alain Resnais, 1961 - Hace un año en Marienbad


Un año antes, Resnais había estrenado Hiroshima mon Amour, dando comienzo a la Nouvelle Vague del cine francés, junto con François Truffaut y sus Cuatrocientos Golpes.

En Hiroshima (1959), la narración acudía al contraste entre las representaciones mentales (y sus expresiones discursivas) de los dos personajes para construir un fresco indescriptiblemente bello acerca del holocausto atómico que arrasó con una ciudad y sus habitantes en minutos. Resnais ya había incursionado con otro Holocausto de la misma época, que llevó más tiempo, pero mucho más terrible aún: el del horror concentracionario nazi.  Fue a través de uno de los documentales más notables de la historia del cine: Noche y Niebla.

Ahora, en Mariembad, Resnais llega a una de las cumbres en la historia del cine. Dos planos temporales (la realidad filmada y la realidad recordada y dicha por los presonajes) se entrecruzan. Y se entrecruzan construyendo los mundos representados escénicamente en la película.  Y todos debaten entre sí.


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